Tras una parada sustancial en el mercado debido a la crisis sanitaria y un receso económico que ha afectado a todos, la industria textil empieza a recuperar los números y la influencia en su formato más tradicional.
Sin embargo, el modelo de negocio ya venía previamente inclinándose a la vanguardia y facilidades de las compras por internet, por lo que una demografía ya adaptable al formato online se ha acostumbrado a comprar por web desde material de casa hasta un vestido.
Aunque las facilidades son innegables, lo cierto es que el carácter local reúne lo intrínseco y justamente lo intergeneracional: el acto de comprar no se limita al mero intercambio material sino que es el proceso intermedio donde intervienen variables que aportar “ese valor especial”.
Las ventajas de ser local
La globalización, como en la industria textil, ha invisibilizado fronteras y ha difuminado esos espacios concretos que se trazaban entre el comerciante y el cliente. Ante el cambio de modelo, es necesario recordar todas los elementos intermedios que se pierden a raíz de las facilidades que todo el mundo intuye.
- La atención al cliente. Ningún chat online ni un contestador robotizado está programado al nivel de decirte lo bien que te queda ese vestido, pero sí el dependiente de cualquier tienda que te presentes físicamente. Todo lo que quiere ser rápido acaba ralentizándose, y sumado a la compra y respuesta tan impersonal no se recibe la atención personalizada a cada uno. Porque estos avances tecnológicos que tramitan con rapidez lo hacen a través de la generalización, sin la capacidad de atender con exactitud a las tesituras más particulares.
- La medida de cada producto. Desde la web puedes dar la forma al vestido o traje que quieras, incluso dar marcha atrás si añades cambios o rehagas lo que no te ha gustado. Pero en el caso de la tienda cuentas con la recomendación del dependiente, otros dos ojos que saben dar esa valoración objetiva que reforzarán tu decisión.
- La confianza de toda la vida. Después de tantas compras y consejos, el intercambio entre cliente y el comercio se almacena y no como del historial de Google se tratase. Conocer a la persona significa adelantarse a lo que puede demandar en un futuro, intuir sus inclinaciones y ajustarse a sus complicaciones.
Comprar el tiendas de la ciudad es una excelente manera de ayudar a respaldar la economía local y beneficiarse de la comodidad de tener bienes y servicios a mano.
Los comercios de barrio a menudo son más conscientes de las necesidades de sus clientes y pueden brindar un servicio personalizado que las grandes cadenas de tiendas no pueden.
Además, comprar localmente reduce los costos de transporte y ayuda a reducir las emisiones de carbono, ya que los productos no se envían a largas distancias.
Comprar localmente ayuda a construir comunidades más fuertes, ya que alienta a las personas a comprar en sus propios vecindarios y conocer a sus vecinos.